domingo, 27 de noviembre de 2011

La Radio

Llegó el día tan ansiado, después de escuchar toda su vida al equipo de sus amores por radio tiene la posibilidad de empezar a verlo en directo todos los domingos por Televisión. Juan Carlos prende la radio (el último regalo de su esposa antes de partir) y empieza la previa relatada por el inigualable Mario Pedro Alberti. Baja el volumen de la tele y comienza a ver el partido. Transcurren pocos minutos y se da cuenta de que el relato radial llegaba antes que las imágenes televisivas, cinco o seis segundos más temprano. Mario Pedro Alberti, el relator que escuchaba desde chico, le relataba la jugada varios segundos antes de que él pudiera verla por tele, no tenia gracia, le anticipó todo, hasta los goles de su querido Deportivo que esa tarde se impuso por 3-0.
  Así continuo ocurriendo en los sucesivos tres domingos, era como si la radio llegase cada vez mas temprano. Juan Carlos le huía a la idea de apagarla por dos justas razones, odiaba a Marcelo Araujo (Como para oír sus relatos) y amaba a Mario Alberti.
  Cansado de este raro suceso que desconocía por completo decidió volver a la cancha. Aquel día el Deportivo jugaba un sábado. Juan Carlos fue muy temprano, saco su popular y se ubico detrás de uno de los arcos. Encendió la radio y escucho toda la previa mientras veía a la reserva.
  Dos horas después, con la cancha repleta y los equipos en el campo de juego, el árbitro daba comienzo al partido de primera división. Que linda sensación tenia de poder ver a su equipo en vivo y en directo escuchando los relatos de Mario Alberti y sin ningún defasaje de tiempos.
  Corrían 15 minutos de la primera parte cuando el numero 10 del Deportivo recibió una fuerte falta a la altura del corner izquierdo del arco donde Juan Carlos estaba ubicado, los médicos entraron a atenderlo y los jugadores aprovecharon para refrescarse y así soportar las altas temperaturas de la tarde. Algo raro ocurrió, en ese momento mientras el partido estaba interrumpido Alberti comenzó a relatar:
  - Minuto 16 del primer tiempo,  Álvarez hace el tiro libre, centro al área, salida fallida del arquero…entra Domínguez…GOLLLLLLLLLLL!!!!...Gol del deportivo!!!!!,…Ojo que Domínguez acaba de sacarse la remera y la tiro a la tribuna para festejar, ojo que ya tiene amarilla y seguramente vera la segunda…..
  Juan Carlos no entendía nada, corroboro el dial y se dio vuelta para mirar a su tribuna un poco perdido. En ese momento todas las personas gritaron gol, se le vino encima una pequeña avalancha y cuando volvió a girar para mirar la cancha cayo sobre él una remera del deportivo, era la 9 de Domínguez.

Leonardo Diana

domingo, 24 de julio de 2011

¡Penal!

    Abrió los ojos, corrió la cortina y el sol le dio de lleno en la cara. Como todos los domingos de los últimos veinte años Juan se levantó y se lavo los dientes, en la cocina lo esperaban su mujer Maria y su hija Verónica con el desayuno preparado. Saludó a ambas, se sentó en la cabecera de la mesa, tomo un sorbo de café y aquel cosquilleo que sintió en la panza le hizo recordar que ese fin de semana no era uno mas, ese domingo dirigiría su ultimo partido como arbitro profesional.
    Cerca de las doce del mediodía abandonó su casa y se dirigió hacia la cancha de Lincoln F.C. En el camino recordó rápidamente sus veinte años de trayectoria, anécdotas como aquella vez que tuvo que salir en patrullero de Paso de los Libres por no haber cobrado tres claros penales a favor de Puente Seco ó cuando en Mar del Plata los simpatizantes de Kimberley invadieron el campo de juego por no cobrar una mano de un contrario en su propia área. Todas las anécdotas estaban relacionadas con algún penal no cobrado, es que Juan tenia un curioso record, nunca pero nunca en sus veinte años de trayectoria había cobrado un penal.
    Hacia dos años que residía en Lincoln y arbitraba la liga regional. Ese domingo tan especial le había tocado dirigir Lincoln F.C contra Club Rivadavia de la misma ciudad.
    A las catorce en punto, Juan y sus dos asistentes asomaron la cabeza por el túnel y salieron al campo de juego. La cancha lucia llena, muchísima gente se hizo presente aquella tarde para ver el partido. Luego de la salida de ambos equipos y del sorteo, Juan se persigno, miro al cielo, recibió la confirmación de ambos arqueros y dio comienzo a su ultimo partido como arbitro.
    El primer tiempo culminó con un aburrido 0-0, típico clásico donde se enfatizó mas en defender que en mirar el arco rival. El segundo tiempo comenzó con mas ritmo, Lincoln F.C. se adueño del mediocampo y así empezó a generar peligro sobre la valla defendida por Raúl Manfredini. Mas allá de esto el partido no presentaba ninguna complicación para la terna arbitral, no hubo ningún faul dudoso como así tampoco un off side mal cobrado.
    Cuando el reloj marco los noventa minutos y todo hacia presuponer que el partido culminaría 0-0 el defensor lateral izquierdo del equipo local lanzo un centro al corazón del área para la entrada solitaria del 9, Manfredini también salio en busca de la pelota con tanta mala suerte que su puñetazo se incrusto en la boca del delantero quien termino inconciente en el suelo, ¡Penal!, ¡Lo vio toda la cancha!, Juan dudo pero no tuvo mas remedio que cobrar la pena máxima, era penal sobre la hora para Lincoln F.C.
    Alberto González, el numero 5, se preparaba para la ejecución. Juan había indicado que era la ultima jugada del partido, se pateaba el penal y terminaba el encuentro por lo que todos los jugadores se agruparon en el circulo central para ver la definición. Esa no solo era la ultima jugada del partido sino que también lo era de la carrera de Juan como Arbitro. Dio la orden, González llego a la pelota, pateo y…¡Manfredini! Contuvo el disparo sobre su palo izquierdo, el clásico de la ciudad terminaba 0-0. En medio de los saludos y cambios de remeras entre los jugadores Juan se retiraba cabizbajo hacia el vestuario, de esta manera terminaba su carrera, había sido el único arbitro que nunca cobro un penal y cuando lo cobro, lo erraron.

Leonardo Diana.

martes, 19 de julio de 2011

El que hace el gol gana...

Era uno de esos 24 de Diciembre aburridos. Tarde calurosa, gris y silenciosa. Las calles estaban casi desoladas, todos se estaban preparando para recibir la Navidad, sin embargo yo me encontraba con mis amigos en la puerta de casa dándole a la redonda como lo hacíamos casi todos los días. No nos cansábamos de jugar al fútbol, no importaba la temperatura, el clima, la hora, todo momento era ideal para lanzar una pelota y echarse tras ella.
            Ese día algo interrumpió el partido y no fue precisamente ninguna señora cansada de no poder dormir la siesta. De la casa que estaba pegada a uno de los arcos (un portón) salieron cinco chicos que tendrían unos dieciséis años aproximadamente (tres o cuatro más que nosotros). Al parecer eran los nietos de una vecina que habían ido a visitarla para pasar Nochebuena junto a ella. Cada uno llevaba en una de sus manos una bolsa con petardos y sin pedir permiso ni tampoco avisar comenzaron a arrojarlos cada vez más cerca de nosotros hasta que uno de ellos explotó cerca de Christian quien no tardó en reaccionar:
- “¡Hey flaco! ¿Qué hacés?, Acá estamos jugando al fútbol, váyanse a tirar petardos a otro lado.”
  El alto, rubio y delgado muchacho que había arrojado aquel “triangulito” contestó con mucha prepotencia:
- “Pibe, hoy es Navidad, si no te gusta andá a jugar a otra parte.”
-“¡No!, No me voy a ningún lado, armate un equipo y juguemos un partido por la cancha. Si ustedes ganan se quedan tirando petardos y si nosotros ganamos seguimos jugando al fútbol”, propuso Christian.
            Yo no lo podía creer. No sólo eran más grandes que nosotros en edad sino que físicamente duplicaban nuestra estatura. Obviamente aceptaron el desafío sin dudarlo y nos propusimos a armar nuestro equipo. Muchas alternativas no había, éramos cinco justos: Christian (el precursor del partido), su hermano Javier, Andrés (que años más tarde triunfaría en la primera de River), su hermanito Marcelo (cuatro años aún más chico que nosotros) y yo.
Pactamos el partido a ocho goles, marcamos los límites de la cancha, establecimos cuáles eran los dos portones que harían de arco y arrancamos el juego. Sorpresivamente para ellos el partido empezó parejo, mas bien diría yo que comenzó con un claro dominio nuestro. A medida que iban pasando las jugadas nos animábamos a más, tirábamos una y otra pared, mareábamos a un contrincante y lo volvíamos a marear, llegábamos al fondo y volvíamos para atrás con la pelota y hasta tiramos algún que otro caño. Ellos corrían y corrían y casi no podían agarrar la pelota.
            Las respuestas no tardaron en llegar y no fueron muy futbolísticas que digamos, a su juego brusco le sumaron ataques basados en su superioridad física y en este sentido sacaban algo de ventaja.
            Cuando quise darme cuenta Maturín, la calle donde me crié, se había convertido en un verdadero estadio. Toda mi familia estaba asomada por la ventana, los vecinos de enfrente hacían lo propio, otros que vivían más alejados de la cancha abandonaron sus casas y se colocaron cerca de los portones para observar el partido y hasta María, que siempre se quejaba de nuestros pelotazos, estaba espiando detrás de su persiana.
            Lamentablemente no pudo ser, después del 7-7 se acordó el famoso dicho “El que hace el gol gana”. Nosotros seguimos divirtiéndonos con nuestro juego pero ante un error colectivo fueron ellos quienes convirtieron el gol de la victoria. Pensamos que se iban a quedar con el sector de la calle para hacer uso de sus petardos, pero no. Los cinco se fueron cabizbajos, con la mirada al piso y entraron en silencio a la casa de su abuela. En su vida se van a olvidar del baile que se comieron.


Leonardo Diana

lunes, 18 de julio de 2011

Cuatro, Pegale vos!!!!!

 Corría la década del 50. Mi papá, por entonces adolescente, seguía a All Boys siempre y cuando las condiciones se lo permitieran.
  Esa tarde, un caluroso dia de semana, su equipo jugaba de Local frente al Deportivo Español. Pasó a buscar a uno de sus amigos y se dirigieron hacia la cancha (Ninguno de los dos llevaba dinero). Al llegar se dieron cuenta que iba a ser imposible entrar a la tribuna local, por lo que se dirigieron a probar suerte con la visitante. Luego de algunas vueltas encontraron la forma de colarse y pudieron ver el partido junto con la parcialidad del Deportivo Español.
  Transcurría el primer tiempo cuando la visita contaba con un tiro libre a favor a unos 40 metros del arco local. Mi papá, que se encontraba pegado al alambrado a la altura del marcador lateral derecho de Español, conocía las limitaciones de este jugador. Al parecer era bastante rústico y muy poco dotado técnicamente por lo que no dudo en gritarle:
-“¡¡Cuatro, Patealo vos!!, ¡dale andá!, ¡animate!, ¡¡pedí la pelota y pegale vos!!”
  El jugador de Español haciendo caso a lo que, supuestamente, le había pedido un hincha de su club fue y pidió la pelota. ¡Tomo carrera y sacó un sablazo que se incrustó en un ángulo!.
  Al volver para retomar su posición de marcador lateral fue hasta la posición donde estaba ubicado mi papá y su amigo y señalándolos con el dedo les grito:
-“¡Gracias muchachos!, ¡es para ustedes!, ¡Gracias!."

Leonardo Diana

jueves, 14 de julio de 2011

Boca vs River - Colombia vs Costa Rica

  Corria el año 2007 y me encontraba de vacaciones con mi amigo Pipo en Colombia, mas precisamente en Cartagena de Indias.
  Uno de esos dias visitamos la Isla Baru, donde el hotel en el que nos alojabamos (Decameron) nos ofrecia la extensión del “All Inclusive”. Al llegar nos encontramos con turistas de todas partes de America (Chile, Ecuador, Venezuela, etc) pero puntualmente establecimos relacion con un costarricense llamado John. Personaje raro si los hay, no paro de tomar cerveza en toda su estadia en la isla. Su unica vestimenta era un sleep negro que dejo relucir luego de quitarse un short de la Liga Deportiva Alajuelense.
  En uno de los pasajes de la mañana cruzamos algunas palabras y enseguida surgio el tema “Futbolistico”. John me conto su afinidad por la Liga alajuesense pero particularmente hizo hincapié en un equipo Argentino, era fanatico del Club Atletico River Plate. Me hablaba de Francescolli, Salas, Crespo y Saviola y se le iluminaban los ojos. Al oir estos comentarios se unio a la conversación el camarografo de la excursión, Colombiano de Nacimiento e hincha de Boca Juniors. Sus textuales palabras fueron:
--“¿Tu eres de River?, Yo te voy a cantar una cancion….Boca no tiene marido…Boca no tiene mujer…pero tiene un hijo bobo..que se llama River Plate”
  Obviamente este canto no le gusto a John y comenzó una amistosa discusión entre ellos, si, un Colombiano y un Costarricense peleando por Boca y por River. El Superclasico Argentino habia cruzado las fronteras una vez mas y por primera vez en mi vida yo era testigo de eso.
  Rapidamente nos interrumpio el guia de la excursión para organizar un “picadito”. Juntamos 10 personas y armamos un partido pegadito al mar. El equipo contrario estaba conformado por 3 colombianos (entre ellos el camarografo y el guia) y 2 personas Chilenas. En cambio yo tenia de compañeros a un ecuatoriano, un Venezolano, un Peruano y a John. Asi es, John se Calzo su short de la Liga Alajuelense y, un poco pasado de copas, formo parte de nuestro equipo.
  Sacamos del medio e inmediatamente se hizo de la pelota nuestro compañero el Ecuatoriano, pero inesperadamente John Corrio y se lanzo hacia sus tobillos con los pies para Adelante!! Yo diria que en cualquier partido profesional es jugada de expulsión, pero aca no solo que era un partido amateur sino que lo hizo contra un compañero de su mismo equipo!! Paramos el partido, nos juntamos los 4 y le explicamos a John quienes eramos sus compañeros, de paso aprovechamos para indicarle cual era el arco contrario (no iba a ser cosa de que nos hiciera un gol en contra).
  Fue un partido duro, Hubo que luchar contra el equipo contrario y contra John. Ganamos por 1 sobre la hora.


  Leonardo Diana.

Yo Vi A All Boys En Primera Division

Naci en Agosto de 1981, un año después del descenso de All Boys a la B luego de haber jugado por primera vez en su historia en la Primera Division del Futbol Argentino durante 8 años.

Mi viejo, socio vitalicio del club, y mi hermano (con quien hoy en dia comparto este sentimiento) eran los encargados de llevarme a la cancha de chico. Puedo enumerar infinidades de partidos como asi tambien de “Batallas” (Almagro en cancha de Estudiantes de Bs.As., El Porvenir en Gerli, Moron en Floresta, etc) que comparti con ellos y en las cuales salia a las apuradas en brazos de alguien ya que mi corta edad no dejaba que lo hiciera por mis propios medios.
  Llore mucho aquella mañana de 1999 cuando en Floresta perdimos con Juventud Antoniana y asi se esfumaba la posibilidad de jugar la final del reducido contra Chacarita para ascender a Primera A.
Luego, lo que todos conocemos, quiebra, descenso y casi la desaparición.
  A partir del 2004 no fui mas a la cancha, ese año se produce el fallecimiento de mi papa y volver a Floresta me producia mucho daño, no por All Boys claro esta, sino porque yendo a la cancha sin mi viejo me hacia recordar que ya no lo tenia mas.
Mi hermano (15 años mayor a mi y quien ya habia tenido la posibilidad de ver a All Boys en primera) corria con sensaciones similares.
  A mediados del 2007 insisiti y lo convenci para que volvieramos a la cancha. Èl volvio antes, yo lo hice en la 5º fecha del torneo de Primera B 2007/2008 frente a Estudiantes de Bs. As., fue 1-1 en Floresta.
De ahí en mas segui nuevamente de cerca, como en los viejos tiempos, la campaña de quien un año mas tarde se consagraria Campeon de la mano del Chino Zarate, Pepe Romero y compañía, logrando asi el Ascenso al Nacional B.
  La Temporada 2008/2009 en esta categoría fue dura, alcanzamos los 50 puntos con los cuales pudimos mantenernos en la divisional.
  La que le siguió, la 2009/2010, empezo mal, una dura derrota de local en la 1er fecha ante la C.A.I. hacia presuponer otra temporada llena de altibajos. A fuerza de buenos resultados llegamos a la ultima fecha con una minima posibilidad para jugar la promocion. La victoria en Floresta ante Independiente de Mendoza y la derrota de Instituto en Cordoba a manos de Tiro Federal nos permitio tener la posibilidad de enfrentarnos a un equipo de Primera para intentar lograr el tan ansiado ascenso. Nos esperaba Rosario Central.
El primer partido se jugo un miércoles por la tarde en Floresta. No pude ir, lo escuche por radio mientras trabajaba. All Boys fue mucho mas que su rival, ganaba 1-0 pero sobre la hora Central, inmerecidamente, empato. Esto obligaba a viajar a Rosario en busca de una victoria (La ventaja deportiva favorecia al equipo de la A).
  Esos 4 dias hasta el domingo se me hicieron interminables. Que FE que me tenia!!!!! Pero no queria decir nada, toda mi procesion iba por dentro.

Llego el 23 de mayo, dia nublado, lluvioso, feo. No viaje a Rosario.
Hacia las 16hs ya me encontraba encerrado en mi pieza, solo, frente a la televisión, con una pava para el mate y un atado de cigarrillos (por entonces fumaba).
De movida le encajamos un gol, el negro Vieytes puso el 1-0 y la ilusion de a poco se convertia en realidad.
No paraba de fumar y de tomar mate. No paraba de pedirle ayuda a mi viejo ante cada ataque de Central, para que ayudara a Madeo y Fayart a despejar, para que le diera 2 manos mas a Cambiasso y asi poder descolgar todo centro dirigido al area, para que pudieramos volver a convertir.
El primer tiempo termino 2-0 gracias a que Campodonico capitalizo un rebote del arquero luego de un remate fortisimo de Vella.

El entretiempo fue eterno, y los 45 minutos finales mas! El segundo tiempo hubo que aguantar y aguantar. Lo liquido Vella, 3-0, All Boys ascendia a Primera Division!!!!. Llore y llore como aquella mañana de 1999, pero esta vez de Alegria.

Hoy, un año después, sumamos 51 puntos en Primera A (hasta cumplimos el sueño de ganarle a Boca y a River en el mismisimo Monumental) y nos garantizamos otra temporada mas en la maxima categoría.

Cabe destacar que no soy religioso, pero si existe algun lugar donde van los que ya no estan, alli estara mi viejo contento por ver a su equipo nuevamente en la “A” y contento porque su hijo pudo cumplir el mismo sueño.
Señores, yo vi a All Boys en Primera Division.

Leonardo Diana.